La terapia antirretroviral que se emplea para controlar la infección por VIH podría ser útil para prevenir la esclerosis múltiple o enlentecer su progresión en las personas con la enfermedad, según sugiere un gran estudio en pacientes.
En ocasiones un medicamento inicialmente desarrollado para tratar una enfermedad revela por azar que también tiene propiedades para combatir otras afecciones. Es lo que ha ocurrido con los fármacos para adelgazar como Ozempic, Wegovy o Mounjaro, que han sido destacados por la revista Science como avance de 2023, y que al principio estaban destinados a tratar la diabetes tipo 2. Ahora, un nuevo estudio muestra que los fármacos antirretrovirales que se usan para combatir el VIH podrían reducir el riesgo de desarrollar esclerosis múltiple (EM).
En los últimos 10 años algunos estudios han analizado casos de pacientes con esclerosis múltiple que comenzaron la terapia antirretroviral para el VIH y después observaron que sus síntomas de esclerosis múltiple habían desaparecido por completo, o que la progresión de la enfermedad se había enlentecido significativamente.
Los autores del trabajo se cuestionaron entonces si el VIH o los fármacos antirretrovirales podrían influir en el riesgo de desarrollar esta patología neurodegenerativa y los hallazgos de su estudio publicado en Annals of Neurology han mostrado que así es. Los investigadores han indicado en The Conversation que es muy difícil determinar si el VIH o los medicamentos antirretrovirales podrían afectar a la EM porque para ello es necesario llevar a cabo un seguimiento durante un largo período de grandes grupos de personas infectadas con VIH, y disponer de información médica detallada sobre el VIH y la EM.
Para realizar su estudio emplearon grandes bases de datos de salud poblacionales y registros clínicos de VIH y EM. Incluyeron prácticamente a todas las personas de Columbia Británica, Canadá y Suecia que fueron diagnosticadas como VIH positivas desde 1992 en Canadá y desde 2001 en Suecia. Hicieron un seguimiento a las personas con VIH desde la primera fecha en que se detectó su infección por VIH hasta el final del período de estudio (2020 en Canadá y 2018 en Suecia), y durante este periodo buscaron nuevos diagnósticos de EM utilizando datos de hospitales y médicos, así como información procedente de clínicas especializadas en EM.
La tasa de nuevos casos de EM entre personas con VIH se comparó con la tasa de nuevos casos en la población general dentro de cada región para determinar si realmente existía un riesgo diferente de EM en personas con VIH. Los investigadores identificaron a más de 29.000 personas con VIH y las siguieron durante un promedio de casi 10 años, en el que sólo 14 personas VIH positivas desarrollaron EM, lo que representó un 47% menos casos de lo esperado según las cifras de la población general.
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Al analizar a las personas que habían tomado medicamentos antirretrovirales (casi todos los participantes en el estudio), y sólo después de que comenzaron la terapia antirretroviral, encontraron un 45% menos casos de EM de lo esperado, es decir, que encontraron un riesgo reducido entre las personas VIH positivas que habían usado terapia antirretroviral.
La disminución del riesgo de EM fue más significativa en las mujeres, con una reducción del 72%. También hubo menos hombres de lo esperado que desarrollaron EM entre los que estaban infectados por el VIH, pero la diferencia en el riesgo fue menos pronunciada en hombres que en mujeres.
Las propiedades antivirales de la terapia contra el VIH podrían limitar la actividad del virus de Epstein-Barr, minimizando así tanto el riesgo de contraer EM, como de que la enfermedad progrese en los pacientes
Los resultados de este estudio por sí solos no permiten determinar si el virus o la terapia antirretroviral podrían ser responsables de la reducción del riesgo de EM, pero existen razones biológicas que apoyan ambas teorías. El VIH provoca una pérdida progresiva de células inmunitarias T CD4+, que también están involucradas en la EM, ya que inician la cascada de eventos que conducen a la inflamación del cerebro y la médula espinal. Por ello, al reducir el recuento de células T CD4+, la infección por VIH podría disminuir las probabilidades de que una persona desarrolle EM.
Sin embargo, el hallazgo de que el riesgo de EM era menor cuando el virus del VIH es presumiblemente suprimido por fármacos antirretrovirales también podría ofrecer alguna esperanza de que sea el tratamiento y no el virus el que cumpla una función preventiva. Los posibles mecanismos por los que los antirretrovirales resultarían eficaces para reducir el riesgo de EM y la discapacidad incluyen la inhibición del virus de Epstein-Barr, ya que cada vez más investigaciones ponen de manifiesto el importante papel de Epstein-Barr en la EM. Las propiedades antivirales de la terapia contra el VIH podrían limitar la actividad del virus de Epstein-Barr, minimizando así tanto el riesgo de contraer EM, como de que la enfermedad progrese en los pacientes.
El hallazgo de que la infección por VIH o los antirretrovirales tienen un efecto protector contra la EM contribuirá a comprender mejor las causas de la EM y cómo la enfermedad deteriora el organismo. Aunque hay tratamientos disponibles para la forma recurrente de EM, ninguno puede detener la progresión persistente que se produce más adelante en la enfermedad y los hallazgos de este estudio podrían ser un aliciente para continuar investigando para determinar si los medicamentos antirretrovirales podrían retardar la progresión de la esclerosis múltiple.
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