Casi el 25% de la población española y el 29% de la europea (209 millones de personas, 74 de ellas mujeres) es fumadora. Un mal hábito que le cuesta la vida a ocho millones de personas cada año, de ella, en torno a 52.000 muertes anuales en nuestro país. El tabaco está compuesto por cerca de 7.000 sustancias químicas perjudiciales para el organismo, afecta principalmente la salud pulmonar (cáncer de pulmón, EPOC, bronquitis…), pero también la cardiovascular, o la del feto, si estás embarazada. Por no hablar de las incomodidades estéticas, sociales y económicas que conlleva.
Por ello, son muchos los que con frecuencia se proponen eso de «mañana mismo lo dejo», aunque no tantos los que lo consiguen… Y es que, nadie dijo que dejar de fumar fuera sencillo. Pero con un poco de voluntad y llevando a cabo los siguientes consejos para dejar el tabaco podrás conseguir tu objetivo:
Escribe una lista con tus motivos para dejar de fumar y cómo mejoraría tu vida al hacerlo.
Ten en cuenta que el tratamiento farmacológico, acompañado por apoyo psicológico, resulta muy eficaz para evitar recaídas.
Pide ayuda a un médico. Puede aconsejarte el empleo de sustitutivos de la nicotina para tratar el síndrome de abstinencia, evaluando previamente que no existan contraindicaciones para tu caso en particular.
Marca una fecha límite para dejarlo. A algunas personas les resulta más fácil disminuir progresivamente el consumo de cigarrillos, pero otras prefieren dejarlo de forma radical. Traza tu propio plan, de acuerdo a tus necesidades.
Es importante que mantengas la mente ocupada, y dormir lo suficiente para estar lo más relajado posible. También es mejor ir al cine, o a locales donde no esté permitido fumar, para evitar la tentación y el tabaquismo pasivo.
Informa a tu familia y amigos de tu deseo de dejar de fumar para que te apoyen todo lo que puedan, y comprendan tus posibles cambios de humor.
Al principio procura relacionarte con personas que no fumen, o que no lo hagan en tu presencia. Si tu pareja no fuma, o deja de fumar al mismo tiempo, puede ser de gran ayuda.
Para reforzar tu decisión recuerda que al dejar de fumar se notan muy pronto una serie de efectos beneficiosos: se intensifican los sentidos de olfato y gusto, el aliento ya no huele a tabaco, aumenta la capacidad pulmonar y se reduce la fatiga, mejora la calidad de la piel… Disfrútalos.
Los motivos para dejarlo tienen que ser lo más personales posible, es decir, según edad, sexo… En el caso de jóvenes y adolescentes, por ejemplo, destacan los beneficios estéticos, el ahorro económico, y la mejora en el rendimiento deportivo, frente a las consecuencias para la salud que, pese a ser muy graves y conocidas, podrían aparecer décadas más tarde.
Escribe otra lista explicando por qué fumas y en qué situaciones piensas que te resultaría más difícil no fumar.
El consumo de café y bebidas alcohólicas incrementa el deseo de fumar; en su lugar, bebe agua y zumos (mejor si son naturales).
Sustituye tus actividades de ocio por otras en las que fumar sea más difícil o inapropiado. Por ejemplo, salir de copas por la noche, puede ser sustituido por ir a caminar al campo o practicar deporte.
En los primeros meses, cuando el riesgo de recaída es mayor, evita, en la medida de lo posible, las situaciones en las que te resulta más difícil permanecer sin fumar.
La ansiedad, el estrés, las situaciones emocionales negativas, los conflictos interpersonales, y también actividades placenteras como las celebraciones, suelen ser las causas más frecuentes de recaída. En la mayoría de los casos no se pueden prever ni evitar, pero conviene estar psicológicamente preparado para hacerles frente, y saber que fumar ni alivia los problemas ni mejora los buenos momentos.
Guarda el dinero que antes te gastabas en tabaco… y cómprate algo que te apetezca, viaja, celebra una fiesta, o hazle un regalo a un ser querido, con lo que consigas ahorrar.
No te desanimes si no consigues dejar de fumar al primer intento y tienes una recaída. Vuelve a intentarlo cuando estés preparado.
La salud mental es esencial en todas las etapas de la vida, pero en la tercera edad, se vuelve aún más crucial. Un aspecto clave es la prevención del Alzheimer, una preocupación común en esta etapa de la vida. Asegurar una mente activa, socializar, mantenerse físicamente activo y llevar una dieta equilibrada son pasos fundamentales para preservar la salud mental y prevenir el Alzheimer. ¡Cuidémonos y promovamos un envejecimiento saludable! 🧠✨
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