Plataformas móviles autónomas que desinfectan plantas de hospital, brazos robóticos que ejecutan tratamientos de fisioterapia mediante aire comprimido… Con mayor o menor grado de interacción con el paciente, los avances de la robótica en la medicina ya son una realidad en muchos centros sanitarios.
El aterrizaje creciente de equipos robóticos en los hospitales se explica por una tormenta perfecta: el envejecimiento de la población, la congestión del sistema sanitario y el peligro de su colapso, la necesidad de cubrir las tareas más repetitivas en los laboratorios, la oportunidad del big data y la inteligencia artificial para una medicina preventiva…
Margarita Alfonsel, Secretaria General de Fenin (Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria), se refiere en Automation Review a “un nuevo paradigma donde se integren, por ejemplo, sensores, el big data, la nanotecnología, la inteligencia artificial y la robótica. El resultado de esta simbiosis tecnológica está facilitando ya el desarrollo de proyectos con un impacto muy significativo desde el punto de vista socioeconómico en los sistemas de salud europeos”.
En este sentido, los avances de la robótica en la medicina contribuyen a deshacer cuellos de botella y proteger el tiempo y el talento de los profesionales sanitarios para que puedan centrarse en la atención al paciente, la mejora continua, la elaboración de informes, etc.
De hecho, según un estudio de McKinsey & Company, automatizar los procesos sanitarios permite ahorrar hasta un 80% del tiempo destinado a las tareas repetitivas del sector.
Es por eso que los robots colaborativos se han erigido como expertos en muchas tareas de laboratorio. Algunas de las más comunes son:
El hecho de que los robots colaborativos sean una de las tecnologías emergentes en los centros sanitarios y los laboratorios médicos se explica por ventajas como estas:
Desde Universal Robots hemos tenido la oportunidad de participar en numerosos proyectos junto a centros sanitarios que nos han permitido comprobar el potencial transformador de la robótica colaborativa, en pro de la calidad asistencial.
Por ejemplo, el Hospital Universitario de Copenhague decidió automatizar la clasificación de muestras de sangre con dos cobots UR5. Los robots pueden gestionar 3.000 muestras diarias, colocándolas en una de las cuatro gradillas disponibles en función de los datos contenidos en el código de barras de cada muestra. Más del 90% de los resultados están listos para su entrega en menos de una hora.
Otro proyecto paradigmático fue el de la ONG india Aurolab, que ha ayudado a prevenir la ceguera en más de 130 países. La organización incorporó siete robots colaborativos UR en su proceso de producción de kits contra las cataratas. Estos estuches constan de material utilizado en las operaciones quirúrgicas contra esta enfermedad ocular, así como lentes intraoculares que ayudan a las personas a recuperar la visión después de una operación. Con la llegada de los cobots y su dedicación a tareas de manipulación de materiales y pick and place, Aurolab experimentó un aumento del 15% en la producción, lo que equivale a más de dos millones de lentes por año.
Vistos estos casos de éxito y los avances de la robótica colaborativa en el sector de la medicina, podemos decir que la automatización en el sector sanitario ha llegado para quedarse y crecer.
La salud mental es esencial en todas las etapas de la vida, pero en la tercera edad, se vuelve aún más crucial. Un aspecto clave es la prevención del Alzheimer, una preocupación común en esta etapa de la vida. Asegurar una mente activa, socializar, mantenerse físicamente activo y llevar una dieta equilibrada son pasos fundamentales para preservar la salud mental y prevenir el Alzheimer. ¡Cuidémonos y promovamos un envejecimiento saludable! 🧠✨
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